PREMIO NOBEL DE LA PAZ PARA WIKIPEDIA. Por: Óscar Humberto Gómez Gómez (*).

ÓSCAR HUMBERTO GÓMEZ GÓMEZ [Fotografía: Fernando Rueda Villamizar].

 

Los premios están cada vez más desacreditados. Todos. Absolutamente todos. Desde el Premio Nobel [que no se lo otorgaron al Mahatma Gandi (cuyos méritos no necesitan de presentación aquí), ni a Jorge Luis Borges (cuyos méritos la necesitan menos, y a quien, simplemente, le cobraron el ser, según sus detractores, de extrema derecha), ni a los Cascos Blancos (a quienes, por el contrario, les cobraron el ser, según sus detractores, de extrema izquierda y hasta amigos de Al Qaeda —aunque financiados por los Estados Unidos (?)—, pero a quienes se lo negaron, más bien, por no contrariar a Vladimir Alma de hielo Putin y a los irresponsables que en la web se han encargado de difamarlos, seguramente personajes de esos que ni hacen, ni dejan hacer)], y sí, en cambio, se lo dieron (y no “se los dieron”, como dicen ahora los mismos que también dicen “habían 12 niños atrapados en la cueva”), a personajes que no lo merecían, entre ellos Henry Kissinger (de quien vino a saberse lo que vino a saberse), a Barack Obama (dizque para estimularlo a que trabajara por la paz, es decir, que no había trabajado por ella) y a Juan Manuel Santos (que nos devolvió la paz a los colombianos, como lo demuestran las últimas noticias)] hasta el premio al Rey Vallenato (que nunca se lo dieron a Lisandro Mesa, ni a Aníbal Velásquez, ni a Juancho Rois, ni – por física envidia – a Alfredo Gutiérrez cuando participó por cuarta vez, luego de habérselo ganado limpiamente tres veces), pasando por los que se otorgan en los bazares de barrio —como lo muestra Cantinflas en su película El analfabeto—, o los que se dan, con forma de cetro y corona, en los reinados de belleza —donde, no sé si ustedes se habrán dado cuenta, siempre se los otorgan a las más feas—, o los que se entregan en los concursos literarios (siempre salpicados de escándalos, bien sea uno internacional o bien sea uno convocado dentro de un salón de clase).

A veces, sin embargo, sucede que no es el premio el que exalta al galardonado, sino el galardonado el que exalta al premio. Y, partiendo de esa premisa, pienso que en estos tiempos de descrédito general de todos los premios, ya es hora de que se empiecen a buscar candidatos que, al otorgárselos, los enaltezcan. En otras palabras, ya es hora de que a los premios del mundo entero les empiecen a hacer eso que de un tiempo para acá llaman “re-ingeniería” confiriéndoselos a personas y a símbolos que, con su prestancia y sus genuinos merecimientos, los comiencen a rescatar del socavón al que cayeron.

El Premio Nobel de la Paz, por ejemplo, se lo deberían otorgar —así como cuando se lo dieron a la Cruz Roja o a Amnistía Internacional— a alguien que verdaderamente haya trabajado por todo el género humano. Que lo haya hecho en la cultura, por ejemplo.

Pues bien: mi candidata sería Wikipedia. Empero, como ese es el nombre de una obra -la enciclopedia virtual libre que el mundo entero consulta gratuitamente-, tengo que personalizar mi candidatura en quienes están detrás de tan monumental tarea.

Por ello, mi candidato  al Nobel de la Paz —aquí para entre nos, como dicen en las tertulias de los clubes sociales, porque la academia que lo otorga no acepta postulaciones hechas por personas naturales como yo— es un candidato plural: Jimmy Wales y Larry Sanger, creadores de Wikipedia, la enciclopedia virtual libre con la que se aventuraron a irrigar el conocimiento a lo largo y ancho del planeta; la Fundación Wikimedia, una de las pocas fundaciones cuyo trabajo se ve -yo diría que se lee- , administradora de la famosa enciclopedia; y, por supuesto, los wikipedistas de todo el mundo, quienes desde el anonimato o desde las relativas sombras de un nick, han hecho posible esa preciosa utopía con su trabajo abnegado, silencioso y gratuito.

Mucho habría que decir de la enciclopedia como tal, comenzando por su sorprendente y rápida transformación, que ha posibilitado el que aquella obra inmensa, que cualquier personaje antisocial podía antes sabotear metiéndoles la mano dolosamente a los contenidos, hoy sea una obra virtual de excelente calidad académica y de alto nivel de confiabilidad y respetabilidad, gracias a la tarea desplegada principalmente por los bibliotecarios.

Igualmente, mucho habría que decir de sus creadores, de la fundación que lucha por sostenerla y de estos pilares de aquel colosal sueño.

Empero, no creo que sea necesario extendernos: al igual que dijimos atrás de otros, ni Jimmy Wales, ni Larry Sanger, ni Wikimedia, ni los wikipedistas necesitan de presentación alguna.

Su trabajo –Wikipedia– los presenta a todos por sí solo. Como se presenta sola la enciclopedia contemporánea más famosa del globo.

Premio Nobel de la Paz para Wikipedia.

O, bueno: Premio Nobel de la Paz para quienes han hecho posible a Wikipedia.

 

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(*) Miembro del Colegio Nacional de Periodistas; Miembro de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia; Miembro de la Academia de Historia de Santander, filial de la Academia Colombiana de Historia; y Miembro del ilustre Colegio de Abogados de Santander.

¡Gracias por compartirla!
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1 respuesta a PREMIO NOBEL DE LA PAZ PARA WIKIPEDIA. Por: Óscar Humberto Gómez Gómez (*).

  1. INGRID CORREA dijo:

    Será Wikipedia el paraíso-biblioteca que Borges soñó?

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