La gran profecía. Por Manuel Enrique Rey.

Tan poco evolucionados estuvieron los mayas, especialmente en aquello que tiene que ver con cuestiones de pronosticar y avanzados conocimientos del universo; que: o fallaron las predicciones catastróficas en relación con el apocalíptico fin del 13er Baktún, o fueron mal interpretados los sucesos por sabiondos actuales que siempre se encuentran a la saga de vaticinar catástrofes puntuales que podrían afectar nuestra temporalidad y nuestra preferencial ubicación en el espacio terrícola.
Los estudiosos de la gran falacia cósmica se encuentran convencidos que la fecha exacta maya nos llegaría éste diciembre negro y, que pudiera marcar el fin del mundo. También que quizás si falla nuestra nivelación energética o no llegare a realizarse, de todos modos seríamos advertidos que apenas empieza un tiempo de gran tribulación para los humanos.
Y no es para menos. Muchos colombianos entre los cuales me incluyo, pensamos que el susodicho acontecimiento siniestro ha empezado ya a resonar lentamente desde que en tierras de Santander, una serie de señales indican que a nuestros paisanos le sucedería desde que comenzó el milenio sino antes, una serie de situaciones que sin que pudiésemos valorar nuestro futuro próximo, podríamos tender todos hacia una muerte súbita sí seguimos comportándonos despreocupadamente.
Todo por cuenta de unos despistados congresistas y demás funcionarios públicos coterráneos que en cada lapso sufragante nosotros mismos nos dignamos elegir; y de unos tradicionales políticos mentirosos; amén de toda una caterva de esquilmadores incrustados en las altas esferas del poder mal llamado republicano. Veamos.
Para mí, la profecía maya empezó a observarse desde que a nuestros gobernantes y a un resto de directores de los institutos descentralizados les dio por ofertar las empresas que desde antaño formaban parte integral de nuestro patrimonio. Desde que votamos por dirigentes que no conocen de planeación, del detalle y hacer efectiva la cronología propuesta en cada antesala eleccionaria.
La profecía maya y sin saberse el motivo hasta hace poco hizo metástasis por tierras del gran Santander, desde el mismo momento en que hemos educado con nuestros bolsillos una importante pléyade de universitarios que luego se ven obligados a emigrar a otros países o a otros centros de producción nacionales sin que para nada contribuyan al desarrollo sostenible de nuestra comarca por falta de una valiosa oportunidad laboral.
Que ayuden a resolver el dilema y a convencernos que no es construyendo atractivos supermercados que culturalmente impone la sociedad de consumo mundial si no a través de transformar la materia prima, la prestación de los servicios y de la elaboración de productos de avanzada e innovada tecnología, es lo que hace grandiosos los pueblos, de suerte que no existan desgracias como las supuestamente acaecidas a los mayas que tuvieron que desaparecer de la civilización porque algunos malignos dioses civilizadores que vinieron desde otras latitudes, les usurparon las riquezas, trasculturizaron sus gentes.
En fin, pasará diciembre y nada ocurrirá. Pero deberíamos aprender a defendernos de las multinacionales que buscando oro y riqueza contaminan nuestros recursos hídricos. Evitaríamos que la profecía maya se hiciera realidad. Feliz 2013.

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