La memoria histórica de Bucaramanga. Por José Fernando Yepes Velásquez

 

“Fue una tarde inolvidable. El Teatro Santander finalizó su temporada de conciertos con la presentación de Orquesta Sinfónica Nacional, con un homenaje a la música colombiana, presentando obras de los maestros José Barros, Lucho Bermúdez, Petronio Álvarez, Luis Antonio Calvo, Milciades Garavito y Luis Carlos González.
Al finalizar la velada, muchos turistas provenientes de todos los rincones del mundo, aprovecharon el clima agradable para visitar el centro histórico de Bucaramanga, que en su recorrido totalmente peatonalizado, incluye verdaderas joyas republicanas y religiosas.

Lo mejor es detenerse en las esquinas y mirar a los alrededores para poder contemplar en toda su dimensión la arquitectura que se mantiene en pie pese a los años. Existen construcciones valiosísimas e importantes como el antiguo claustro de Nuestra Señora del Pilar, la Capilla de Los Dolores, la Casa García Rovira, la Gobernación de Santander, el Coliseo Peralta, la Casa de Bolívar, el Templo de San Laureano y la Casa Luis Perú. Destacamos la enorme Plaza de Mercado Central, que en su interior alberga un sinfín de cafés, tiendas de artesanías, restaurantes y escenarios improvisados para la música y la cuentería. Todos estos lugares se aprecian desde los parques y lucen como en sus mejores tiempos con sus diseños bien conservados. Todo ello representa un gran valor en esta ciudad, que gracias a las buenas decisiones tomadas a tiempo, logró posicionar este mítico corredor como patrimonio cultural….”

Esta podría ser la reseña de cualquier medio dentro de diez años describiendo el acontecer normal de nuestra ciudad, tal como sucede en muchas otras capitales que se propusieron rescatar las edificaciones que le dan sentido a su identidad histórica. No es un imposible, poco a poco podemos lograrlo si unimos voluntades, por ejemplo, de las administraciones venideras que deberán incluir en sus planes de gobierno este proyecto, asegurando su ejecución con vigencias futuras. Sumémosle el apoyo empresarial, la cultura cívica, el emprendimiento y el liderazgo gremial.

El primer paso ya se ha dado correctamente con algunos predios restaurados gracias al aporte de la alcaldía, la empresa privada y la nación. Vale la pena destacar iniciativas de la Alcaldía como “retazos urbanos” que probó ser un mecanismo eficiente en la recuperación de algunos parques y lugares que estaban en total abandono para convertirlos en espacios de vida y cultura. También aplaudimos lo realizado por el Instituto Municipal de Cultura, con la creación de la Sala de Desarrollo Urbano, que funciona junto a la casa Luis Perú de la Croix, iniciativa que busca exaltar la memoria urbana de Bucaramanga, a través de una serie de imágenes y documentos bien preservados.

Sin embargo, la tarea no es fácil. Veamos. El crecimiento expansivo de Bucaramanga, ha generado entre otros aspectos una degradación del sector antiguo donde floreció el comercio que le dio vida a la ciudad. Su deterioro es el reflejo de graves conflictos urbanos: subutilización y abandono de grandes áreas y sus infraestructuras, uso ineficiente del suelo, reformas urbanísticas arbitrarias (por no decir chambonadas) y congestión vehicular. El caos reinante ha ocasionado el desplazamiento de muchos negocios y oficinas hacia otros sectores. Con ello vino la proliferación de inmuebles desocupados o en alta degradación que han propiciado el desarrollo de actividades informales y vandalismo. Todo ello debe corregirse paulatinamente, tal como Bogotá logró rescatar el tristemente célebre, sector del Bronx.

Queda mucho por hacer, partiendo de proteger y preservar el patrimonio urbano y los monumentos que nos quedan. A propósito del tema, vale la pena definir qué es un monumento. La calificación de “Monumento Nacional”, se otorga, entre otros aspectos, a los centros y sectores urbanos que tienen antigüedad, autenticidad, singularidad y representación, además, de valores estéticos, históricos, testimoniales y documentales. Dichas edificaciones cumplen con el requisito de ser un símbolo y un punto de referencia de una comunidad que los identifica y los valora como parte de su entorno.

La conservación arquitectónica debe convertirse en un tema vital, para responder a la pregunta de ¿qué ciudad le vamos a dejar a las generaciones futuras?

 

ILUSTRACIÓN: Detalle de la catedral de la Sagrada Familia. Fotografía: José Fernando Yepes Velásquez

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JOSÉ FERNANDO YEPES VELÁSQUEZ.— Administrador de empresas de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB). Golfista y tenista. Director de la revista ‘Amigos y Socios’.

 

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