Racismo en Estados Unidos. Aurelio Martínez Mutis: ¿profeta? Por Óscar Humberto Gómez Gómez.*

 

EL POETA SANTANDEREANO AURELIO MARTÍNEZ MUTIS EN SU JUVENTUD

 

“¡Oh, Tiro, orgullosa, con tanta gloria y riquezas:
tus navegantes han tocado en todas las costas,
y ahora las olas del mar van a alzarse contra ti;
un viento impetuoso te precipitará en medio del abismo.
En el día de tu ruina, tus riquezas, tu comercio,
tus negociantes, tus marineros, tus pilotos,
tus hombres de guerra y ese pueblo que llena
tus asambleas, caerán contigo”.

Ezequiel, XXVII, 1-8.

 

(…)

Un poeta,
pequeño como el átomo, infelice,
pero grande y vidente porque canta
de pie sobre América, predice
la epopeya del pueblo,
que crece y se agiganta,
como el viejo profeta que el desastre
anunció de la orgullosa Tiro:
¡Oh, Titán soberbio, yo te auguro
la ruina; es tu grandeza
un opulento roble
de ramas fuertes y rotundas,
pero un gusano ha puesto en sus raíces
la justicia de Dios…

(…)

 

(…) tras el prodigio
de lid recia y gigante cual ninguna,
el hombre negro redimido al cabo,
a par del gorro frigio
siguió llevando el hierro del esclavo.

Y en tanto que esa hondísima gangrena
camina en las entrañas del Coloso
y para breve plazo lo condena
a caer con estrépito espantoso,
la savia nueva, generosa y rica
que nos dieran ayer nuestros mayores
abajo el tronco nutre y fortifica
y arriba salta en eclosión de flores!

(…)

 

(Aurelio Martínez Mutis. La epopeya del cóndor. 1913).

 

El poeta santandereano Aurelio Martínez Mutis (Bucaramanga, 7 de septiembre de 1884 – París, 25 de febrero de 1954) vaticinó, hace poco más de un siglo, que la nación estadounidense albergaba dentro de sí misma la causa de su propia destrucción: el racismo.

Ciertamente, y a pesar de los avances logrados en tan sensible materia, Estados Unidos no ha podido superar ese terrible problema interno. Al contrario, el racismo es un sentimiento que no solo pareciera perpetuarse, sino acentuarse en el interior de la nación norteamericana.

Se trata de un tema muy complejo, de un gravísimo problema interno que, añadido a los grandes problemas externos, particularmente a los grandes odios que se ganó el país por su política internacional, hace ver el futuro de los Estados Unidos como sumido en la más completa incertidumbre.

No sabemos qué vaya a suceder. Ojalá esa nación, cuya importancia hemisférica y mundial es indiscutible, encuentre, entre otras rectificaciones, el camino de una sincera reconciliación interna y así una tara, tan antigua como cada vez menos defendible, sea finalmente superada y el hermoso sueño de Martin Luther King, que le costó la vida, se convierta, por fin, en una plena y bella realidad. Sería un paso de trascendencia suma hacia la consolidación de un mundo mejor, más libre de violencia y más lleno de amor, de justicia y de esperanza. De lo contrario, los versos proféticos del poeta bumangués, escritos con elocuente e indignada pluma, para participar en un importante concurso en Francia —cuando apenas diez años habían transcurrido desde la abrupta separación del departamento de Panamá y de que, a los pocos días de esta, el nuevo país le entregara a Estados Unidos la construcción del Canal—, podrían trascender un día los mágicos linderos de la literatura.

 

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* Abogado, periodista, historiador y compositor. Miembro del Colegio de Abogados de Santander, Miembro del Colegio Nacional de Periodistas, Miembro de Número (sillón I) de la Academia de Historia de Santander y Miembro Activo de la Sociedad de Autores y Compositores de Colombia (SAYCO).

 

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