REMEMBRANZAS. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

 

Pienso en ti, ciudad querida,

Te pienso, Bucaramanga,

Recuerdo aquella avenida

Que a mi barrio me llevaba,

Y a aquel caminante alegre,

Y a aquella muchacha guapa,

(Aquel, vistiendo uniforme,

Aquella, de minifalda),

Y el trino de los canarios,

Y el olor de las sarrapias,

Y las melcochas del sábado,

Y el acueducto y sus aguas,

La campana del recreo,

Las paletas de guanábana,

El batutero que hacía

Piruetas frente a la banda,

Si la Camacho Carreño

En público desfilaba,

Y a quien “el Loco” Acevedo

Oía yo que llamaban,

Y los cuentos de vaqueros

Que doña Celia alquilaba

Allá en su tienda de barrio,

En la mitad de la cuadra,

Teatro de niños pobres,

Sin telones y sin máquinas,

Que hoy es recuerdo preciado

De nuestra preciada infancia.

 

Te pienso, tierra querida,

Pienso en ti, Bucaramanga,

Rememoro tus domingos

De fútbol por la mañana,

Los muchachos que corrían

Si la policía llegaba,

Porque el Estado, que nunca

Por ellos se preocupaba,

Que no construía escenarios

En donde libres jugaran,

Tampoco lo que era de ellos

—Los parques— se los prestaba;

Mas hoy, a pesar de todo,

Te quiero, Bucaramanga,

Y aquellos años recuerdo

Sin rencor y con nostalgia.

 

Pienso en ti, ciudad querida,

Pienso en ti, Bucaramanga,

Y evoco el ayer del barrio

Donde aprendí qué era patria,

Que era patria el vecino,

El amigo de la cuadra,

Y la jovencita hermosa

Que la calle iluminaba,

La escuelita de la esquina,

De cancel en la ventana

En donde supe que Amor

Letra muda no llevaba,

Y los escaños del parque,

Aquel en que me escuchaban

Narrar por cinco centavos

Mis historietas fantásticas

Donde al final siempre el malo

Perdía, y el bien ganaba;

 

Y que eran patria las patrias,

La grande, la libertada

Por hombres de charreteras

Y manos entrelazadas,

Y otra, la patria chica,

La tierra santandereana,

Y dentro de ella ibas tú,

Metida entre las entrañas;

 

Y que era patria ser niño,

Sin tener miedo al mañana,

Y el caminar por la acera

Sin que el alero dejara

Que la lluvia de la tarde

La ropa nos empapara,

Y ese sol de los venados

Que a las seis nos saludaba

Y se escondía entre los cerros

Que al oeste se asomaban;

 

Y que era patria el bambuco,

Que en todas partes sonaba,

Sin que los aires foráneos

Su voz se la silenciaran,

Y que eran patria los tiples,

Las bandolas, las guitarras,

Los cantos que por ser nuestros

No eran cultura prestada;

Y que eran patria los versos

Que la niñez declamaba

Parada sobre una mesa

Mientras las madres lloraban,

Pues nadie sentía vergüenza

De tener desnuda el alma.

 

Pienso en ti, ciudad querida,

Ciudad de Bucaramanga,

En tu Suratá olvidado,

El paseo a Floridablanca,

Las idas al aeropuerto

A ver volar la esperanza,

Los aviones de Taxader,

Las avionetas de Urraca,

Que el Llano de los Ordóñez

Gómez Niño ahora se llama

Y hoy anuncian que Cantinflas

Llega del aire, y su gracia

Hará nacer ilusiones

A tu gente cabizbaja,

Y anuncian hoy que Camilo,

Presbítero sin sotana,

Desciende con su evangelio

Por la escalera de Avianca,

Y unos dicen que es Jesús,

Y otros dicen que es la Parca.

 

Pienso en ti, ciudad querida,

Te evoco, Bucaramanga,

Y rememoro tus parques,

De los dulces la fragancia,

De los mangos del Romero

Su delicia y su nostalgia,

Las palmas del Politécnico,

De las Albornoz su casa,

El bus que va a Morrorrico,

Miguelito que nos carga,

La iglesia de san Laureano,

Todavía iglesia santa,

Los turrones y los millos,

El mercado de la plaza,

Los dos pasajes del centro

Que unen cuadra con cuadra,

El Aurelio Martínez Mutis

Y el Cadena a la distancia,

Donde se nos atraviesan

El fotógrafo y su cámara

Para captar nuestra imagen

Y que nos toque comprarla,

Y el vendedor de las medias

Que no se rompen con nada,

Y el que los viejos relojes

Con un ungüento restaña,

Y el payaso que te invita

A comprar saco y corbata

Para que seas caballero

Y conquistes a las damas

Y todos sepan que eres

Un lord de Bucaramanga.

 

Pienso en ti, ciudad querida,

Te añoro, tierra olvidada,

Recuerdo del Salesiano

Los filmes que proyectaban

Después de la catequesis

El domingo en las mañanas,

La bizcochería Tobón,

La piscina de las Navas,

Los dulces de los Mantilla,

Y el Coliseo Peralta,

El Oro Viejo en la doce

Con su sabor a naranja,

Vino dulce que en diciembre

A La Aurora acompañaba,

Igual que las panderetas

De las tapas machacadas,

Igual que los aguinaldos

Y los coros del Tutaina,

Y aquellas tiendas de pobres

Donde los pobres aún fiaban,

Y el ulular en los árboles,

El canto de las chicharras,

Y del tabaco en reposo

El mural que saludaba,

Y del Venado de Oro

Su invitación a la farra,

Con Hugo Blanco y su orquesta

En este fin de semana,

Los Golden Boys, La Chichera,

Y un joven pobre a la entrada,

Que con tambor en el hombro

Elude la vigilancia,

El mismo que ve en la Luna

A unos tales astronautas,

Mirando pantalla ajena

Por no haber una en su casa.

 

Pienso en ti, ciudad querida,

Pienso en ti, Bucaramanga,

En Margie Ojeda, vecina,

Amiga nunca igualada,

Que me regaló su risa

Sincera de colegiala,

sin esperar nada a cambio,

Pues no podía darle nada,

Excepto estimarla siempre

Y siempre rememorarla;

Y en las carpas de los circos

Que llegan y que se marchan,

Incluido el circo pobre

Que en ruidosa propaganda

Anuncia a grandes estrellas

Y al final en su programa

Presenta solo a payasos

Que no conocen la gracia,

Y a un mago que no comprende

Que su trabajo es la magia

Y al chimpancé empobrecido

Que llena el circo de lágrimas.

 

Te pienso, ciudad querida,

Pienso en ti, Bucaramanga,

Y en tu Teatro Garnica,

Con su diezmada elegancia,

Y en el encanto del Tía,

Donde de niño pensaba

Que todas las cosas del mundo

Allí vendían y compraban,

Y allá, en la Veracruzana,

Esa tienda abarrotada,

La del señor Gratiniano,

Que gratis nada nos daba,

Y donde supe que el piso

A los niños descalabra,

Y en las chorreras que fueron

Las proveedoras del agua

Sin que a la casa viniera

Un empleado a cortarla,

Y en las cometas de Beto,

Papalotes sin mañana,

Y en los bazares alegres,

De chicha y de carne asada,

Que a punta de complacencias

Parejas nuevas formaban.

 

Ya no descubro tus calles

En tus calles atestadas,

Ya no vislumbro tus casas

En tanta torre grisácea,

Ya no imagino el silencio

En el ruido que no para,

Ya no presiento el saludo

Entre tanta gente extraña,

Ya no adivino el futuro

En tu niñez marginada,

Ya no advierto a un Jaime Trillos

En estos que ahora mandan

Y no comprenden el tope

Que tienen sus propias arcas,

Ni que dineros ajenos

Las manos queman y manchan.

 

Ya no presiento al Supremo

Entre tanta extravagancia,

Iglesias, templos y cultos

Donde todo el mundo es papa,

Ni he vuelto a ver en tus parques

La familia congregada,

Los cánticos a la tierra,

El apoyo a quien trabaja,

El respeto a los mayores,

El silencio al que descansa,

Ni veo Estado que enseñe

Que a la tierra hay que cuidarla.

 

Lamento que te hayas ido.

¡Te extraño, Bucaramanga!

______________

ILUSTRACIÓN: Bucaramanga en los años 60. Calle 36 con carrera 19. Fotografía de Carlos Eslava.

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4 respuestas a REMEMBRANZAS. Por Óscar Humberto Gómez Gómez.

  1. Mafalda dijo:

    Miguelito, el millo del recreo y las cometas de las hojas de cuaderno con hilo que en agosto volaban. Las mariposas amarillas en cuanto jardín había en toda casa. Así es. Te extrañamos mi amada Bucaramanga.

  2. Víctor Suárez dijo:

    !Linda poesía! Toda una monografía llena de nostalgia de la ciudad de otrora. Me hace acordar de la canción “Hubo una ciudad”. Felicitaciones.

  3. Hector Hernández Mateus dijo:

    La piscina de las Navas, donde aprendimos a chapucear; el patero, que vendía la pata, que con avena nos deleitó. Gratos recuerdos de mi Bucaramanga del alma.

  4. Sara Plata dijo:

    Waooo, realmente este hermoso poema me llevó en un viaje a mi infancia y adolescencia… que ya creía olvidadas. Gracias, gracias, gracias. Fue mágico este rato de lectura.

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