¿A qué VALLENATO se refirió la UNESCO?

VALLENATO CON GUITARRAYa las grandes casas disqueras y los representantes y seguidores de los artistas “vallenatos” que a diario inundan a Bucaramanga han comenzado a aprovechar que la UNESCO acaba de declarar el VALLENATO patrimonio cultural de la humanidad, para aumentar todavía más los volúmenes de estridencia y, por supuesto, poner a funcionar aún a mayor velocidad la caja registradora.

Pero no: a nosotros, a los que lo hemos venido defendiendo desde hace mucho tiempo, en medio de la incomprensión general y del veto de quienes se apoderaron de este género para convertirlo en un negocio multimillonario, no nos engatusan como han engatusado a más de un ingenuo.

Y es que lo que la UNESCO declaró como patrimonio cultural de la humanidad fue el VALLENATO, el único, el FOLCLOR del pueblo vallenato, aquel que nació y creció en solares, patios y sembradíos, aquel que narraba las historias y las leyendas de nuestros hermanos costeños, aquel que hicieron germinar con sus alegrías y sus tristezas los juglares.

Vallenato que no nació de una vez alrededor del acordeón, la caja y la guacharaca, como le dijeron a la UNESCO y como esta terminó creyendo. Y como lo expresó también el presidente de la República, más perdido en este tema que el hijo de Charles Lindberg. Porque el vallenato, en sus orígenes, comenzó alrededor de la guitarra puntera, la guitarra marcante y la guacharaca.

Así, con guitarras y guacharaca, fue el emblemático vallenato del joven y malogrado maestro Guillermo Buitrago, por ejemplo.

Maestro GUILLERMO BUITRAGO (centro) Y SUS MUCHACHOS.

Maestro GUILLERMO BUITRAGO (centro) Y SUS MUCHACHOS.

Ahora bien: si al folclor vallenato lo declaró patrimonio cultural de la humanidad la UNESCO fue porque — como también lo veníamos advirtiendo desde aquí— el VALLENATO, el único, el FOLCLOR del pueblo vallenato, se encuentra relegado al más completo olvido, sumido en la más grande discriminación, tratado con el más absoluto desprecio, mientras que, en cambio, una música ruidosa, escandalosa y vulgar se ha apoderado de las emisoras de radio, de los carnavales, de las ferias, de los conciertos al aire libre y, lo que es peor, de los festivales dizque folclóricos, como el supuesto Festival de la Leyenda Vallenata, en el que tratan infructuosamente de participar los campesinos pobres de las riberas del río Magdalena después de dormir como pordioseros en las aceras de las calles de Valledupar.

Dormida a la intemperie que, finalmente no les sirve para nada, porque al día siguiente no los dejan ingresar al Festival —que ya no se celebra al aire libre, en la Plaza Alfonso López, sino en un recinto cerrado— por no tener cómo pagar la costosa boleta de entrada, ni tampoco pueden hacerlo como participantes porque a sus hermosas creaciones autóctonas ya las han eliminado previamente sin siquiera oírlas, pues está previamente definido quiénes serán los que se subirán, como finalistas, a la tarima Francisco el Hombre. Una tarima que, dicho sea de paso, se insiste en llamar así a pesar de que ni los escandalosos finalistas, ni ninguno de los borrachos que vociferan vulgaridades y lanzan botellazos saben siquiera quién fue Francisco Moscote.

Y mientras de este festival mercantilizado se explayan en hablar los medios, y hasta el presidente de la República se va hasta allá a darse su consabido baño populista, la resistencia cultural vallenata se mantiene en pie en el Festival de Música Vallenata en Guitarra de Codazzi (Cesar) —Ver fotografía al inicio— y en el Festival Cuna de Acordeones de Villanueva (Guajira), que luchan por no dejarse contaminar.

Maestro JUANCHO POLO VALENCIA.

Maestro JUANCHO POLO VALENCIA.

Así que lean bien, señores. Sí: lean bien cómo sustentó la UNESCO su decisión y cómo prendió las alarmas sobre la inminente desaparición del vallenato, si las cosas no se arreglan de manera radical. Léanlo al final de esta nota. Y más bien, en vez de apropiarse del éxito ajeno, pónganse las pilas, vuelvan los ojos hacia el VALLENATO, una expresión cultural moribunda, un género musical en vía de extinción, una música campesina y hermosa que nada tiene que ver con el bullicio estrepitoso del Grammy Latino, ni con los ostentosos discos de oro o de platino que le otorgaban año tras año a quien sabemos, ni con las jugosas ganancias que se embolsilla la Sony Music mientras nuestros compositores e intérpretes genuinamente vallenatos se mueren en la miseria.

¡Felicitaciones, maestros! ¡Ustedes se lo merecen!

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TEXTO DE LA DECLARACIÓN DE LA UNESCO:

El vallenato es un género musical tradicional surgido de la fusión de expresiones culturales del norte de Colombia: canciones de los vaqueros del Magdalena Grande, cantos de los esclavos africanos y ritmos de danzas tradicionales de los pueblos indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. Todas estas expresiones se han mezclado también con elementos de la poesía española y el uso de instrumentos musicales de origen europeo. Nostálgicas, alegres, sarcásticas y humorísticas, las letras de las canciones del vallenato interpretan el mundo a través de relatos en los que se combinan el realismo y la imaginación. Los instrumentos tradicionales del vallenato son tres: la caja (pequeño tambor que se toca con las manos), la guacharaca (pedazo de madera con ranuras que se raspan con un peine de alambre) y el acordeón. Este género musical, que posee cuatro aires principales con esquemas rítmicos propios, se interpreta en festivales musicales específicos y también, esencialmente, en parrandas de familiares y amigos, por lo que desempeña un papel esencial en la creación de una identidad regional común. Además de su transmisión en esas ocasiones, el vallenato es objeto de una enseñanza académica formal. Actualmente, la viabilidad de este elemento del patrimonio cultural afronta una serie de amenazas, en particular las derivadas del conflicto armado existente en el país, exacerbado por el narcotráfico. Además, un nuevo tipo de vallenato está marginando el género musical tradicional y atenuando el papel que éste desempeña en la cohesión social. Por último, cabe señalar que cada vez se usan menos los espacios callejeros para las parrandas vallenatas, con lo cual se corre el peligro de que desaparezca un medio importante de transmisión intergeneracional de los conocimientos y prácticas musicales“. [Tomado de www.unesco.org]

http://www.unesco.org/culture/ich/es/USL/el-vallenato-musica-tradicional-de-la-region-del-magdalena-grande-01095

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2 respuestas a ¿A qué VALLENATO se refirió la UNESCO?

  1. Libardo León Guarín dijo:

    Vale su comentario sobre el vallenato exaltado por la UNESCO. Una cosa es una cosa y…

    En Valledupar me dijeron que los cachacos no sabíamos de vallenato porque aquí lo que se oye es “vallejarto”; y seguramente tenían razón: Nos han llenado de promociones comerciales de juglares que no lo son y de canciones con letras que envidiaría la ranchera.

    Saludo cordial,

    Libardo León Guarín

  2. Juan Daza dijo:

    Sí, realmente el vallenato con verdadero valor cultural ha sido opacado por corrientes como la nueva ola, cuyos protagonistas nada tienen que ver con rescatar o promover la cultura, solo lucrarse, casos como Carlos Vives y sus amigos, que han tergiversado el aire vallenato, llevándolo a conciertos estruendosos para hacer más digeribles los alucinógenos. Realmente han tomado prestadas las raíces del ritmo vallenato para sus intereses personales sin importarles que sus bullosas canciones sin nombre fomenten tendencias como el reguetón en la mente de los jóvenes.

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