MANUEL RUEDA RUEDA. Por Fernando Rueda Villamizar.

NOTA DEL PORTAL: En el funeral de su padre, ingeniero Manuel Rueda Rueda, nuestro concuñado, amigo y hermano Fernando Rueda Villamizar leyó las palabras que escribió en su homenaje, las cuales publicamos a continuación. Nos vinculamos así al luto que lo embarga a él, al igual que a su apreciada familia paterna y a la que él formó con nuestra entrañable cuñada, amiga y hermana Lucena Blackburn Moreno, núcleo familiar que los dos integran junto con sus hijos, nuestros queridos sobrinos Juan Fernando y Julián Rueda Blackburn, a quienes les enviamos, así mismo, un saludo de afecto y solidaridad por el hasta siempre de su abuelo. Va, de igual manera, nuestra voz de solidaridad para los hijos del extinto profesor universitario, Clara Susana, Ricardo y Nicolás (a Carlos Manuel le truncó su joven existencia la sempiterna perfidia de los cobardes), y —por supuesto—para su dignísima esposa, nuestra querida proveedora de dulzura, exquisitez y alegría en las fiestas familiares Clarita Villamizar Mutis, quien —como homenaje a la vida— ojalá nos siga deleitando con su talento en el arte de la repostería, la decoración y el pastillaje.

MANUEL RUEDA RUEDA Y CLARITA VILLAMIZAR MUTIS EL DÍA DE SU MATRIMONIO. [Fotografía suministrada por Robertico Villamizar Mutis].

“La Salvación no viene de verme; ella exige un esfuerzo y una práctica tenaces; así que trabaja mucho y busca tu propia salvación diligentemente”, dijo el Buda a uno de sus discípulos. Hoy nos reunimos a despedir a un esposo, padre, abuelo, hermano y amigo que trabajó mucho y buscó diligentemente la salvación a lo largo de su vida.

¿Quién era Manuel Rueda en realidad? Es probable que haya tantas respuestas como personas aquí reunidas. Fue un buen esposo, que, en sus últimos meses, reencontró a su amor de toda la vida gracias a los misterios del universo, gracias a Dios. Un accidente cerebro vascular le hizo aplazar su deseo de encontrar la piedra filosofal, como los alquimistas que lo precedieron en su camino a la Ingeniería Química, profesión que ejerció con orgullo y en la cual se graduó como el mejor alumno de su promoción. Su lóbulo derecho, el que gobierna nuestras emociones, se fortaleció y dio un descanso a su compañero de al lado, el de las matemáticas y el razonamiento, que siempre acompañaron a mi papá.

Fue también un padre amoroso, responsable. Recuerdo con nostalgia sus paseos en los “jeep” que siempre tuvo para que fuéramos cómodos atrás. Un abuelo atento a sus nietos, consentidor a su manera y orgulloso de ellos, mostrándoles siempre sus logros y sus inventos, con algo siempre para contarles, hasta un globo decembrino que volaba sin fuego (ahora es prohibido), y prueba de esto es una bella canción compuesta en su honor y por el aprecio que le tuvo mi concuñado y gran amigo, Oscar Humberto Gómez, El globo de don Manolo.

Pero antes que nada y sin opacar lo anterior, fue un visionario, un hombre de ideas, un inventor y un poeta. Hace unos días escuchaba en una película que inventar la máquina del movimiento perpetuo era una locura de poetas y el profesor replica a esto que quizás hombres como Galileo Galilei o Thomas Alva Edison, a quienes mi papá admiraba, fueron poetas para darnos todas sus maravillosas creaciones. Manolo tenía 80 años y bien pudiera haber vivido otros tantos sin cansarse, sin desfallecer, porque esa era una de sus virtudes, la tenacidad, la que algunas veces lo hacía incomprensible. Vivir es algo más que respirar; con mi papá aprendí eso: aprendí que no podemos pasar por el mundo sin dejar huella, que se lucha hasta el final.

Y como todas sus cosas, el humor de mi papá era muy particular; su último chiste: a las puertas del Infierno, le piden el nombre y dice que es Pedro Pérez (ya que ahora olvida los nombres, por su trombosis); y dicen: “Ah, devuélvase que estamos esperando a Manuel Rueda y ese no es usted”.

Recuerdo que citaba con orgullo la anécdota de Edison cuando le preguntó un periodista si se sentía fracasado por haber fallado más de mil veces en su camino a descubrir la bombilla eléctrica, a lo que respondió el inventor:

”No fracasé mil veces, encontré mil maneras distintas de cómo no habí­a que hacer el filamento incandescente.”

Manuel Rueda fue un hombre exitoso, creó productos que después de 50 años son líderes en ventas, como Ganasal de Indagro, empresa de la cual fue socio fundador junto a Ernesto Suárez y Alfredo Silva, quienes ya lo esperan en la eternidad, y Rafael Correa, quien nos acompaña hoy. Tuvo como clientes empresas como Shell, Soya, Purina, Colgate Palmolive y todas compraban productos creados por él, de su ingenio. Alumno del glorioso colegio Santander, donde ganó algo más importante que cualquier otra cosa: amigos que hoy lo acompañan, Juan Carvajal y Jaime Niño. Otra faceta poco conocida fue la de profesor en el colegio Santander, terminando su carrera en la UIS —honor que solo permitían a quienes tuvieran las mejores notas en la carrera—, donde tuvo como alumno a Jaime Luis Gutiérrez a quien apreciaba mucho. Fue dirigente estudiantil, presidente de la AUDESA, miembro del Consejo Superior de la UIS, directivo orgulloso del SENA en Bucaramanga junto a personas de gran valía como Jorge Gómez (por quien hoy pedimos fortaleza para superar el reto de vida que hoy enfrenta), Eduardo Mantilla y Alejandro Contreras, entre otros.

Ya lo dije hace un momento: Manuel Rueda fue muchas cosas y no terminaría de decirlas todas; es más fácil decir lo que no fue: un hombre que se entregara a la derrota. Nunca se dejó vencer de las adversidades y las enfrentó con orgullo y valor. Así lo recordaremos por siempre.

Gracias”.

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5 respuestas a MANUEL RUEDA RUEDA. Por Fernando Rueda Villamizar.

  1. Uriel Jaimes Infante dijo:

    Nuestro más sentido pésame para la familia Rueda Villamizar. Como amigo de Carlos Manuel, tuve el placer de conocer a su exquisita y apreciada familia y conservo el recuerdo de su papá Manuel, como persona de gran calidad humana, profesional e intelectual. Enviamos un abrazo para sus hijos y su querida esposa Clara.
    Familia Jaimes Vásquez

  2. Gracias Oscar por sus manifestaciones de aprecio y dolor.

  3. LUIS EDUARDO LOBO CARVAJALINO dijo:

    El más sentido pésame para la familia de Manolo. Fuímos grandes amigos y compañeros, y con él y Manuel Guillermo Pardo Novoa integramos la primera junta de egresados en octubre de 1962 cuando fundamos a ASEDUIS en el Primer Congreso Nacional de Egresados reunido en el Aula Máxima de Ing. Mecánica. Después en 1987 al celebrarse los 25 años de ASEDUIS, cuando nos condecoraron, volvimos a encontranos.
    Y en la revista Aseduis de Julio de 2008 apareció la fundación de Aseduis y está Manolo, y en la revista Aseduis de octubre de 2012. Leí “LAS COPLAS DE DON MANOLO” con mucho detenimiento, pues desconocía sus dotes de gran coplero. Paz al gran Manolo y mis sentidas muestras de afecto a su familia.
    LUIS EDUARDO LOBO CARVAJALINO.

  4. Lucena Blackburn dijo:

    Qué bello homenaje, mi querido Oscar. Gracias.

  5. Roberto Villamizar Mutis dijo:

    Gracias familia Gómez Blackburn por ese cariño tan especial con la familia Rueda Villamizar Mutis.

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